Rompiendo el muro
En el mundo actual es fácil caer en la rutina , hasta el punto de no importarnos lo que sucede alrededor. Las constantes tensiones políticas, el deterioro del medio ambiente, la desigual repartición de la riqueza, los abusos hacia las minorías y otras temáticas parecen ser solamente titulares en los periódicos que se repiten día tras día. Estamos en un momento crucial de la existencia en nuestro planeta y es irónico ver que justo cuando más acceso tenemos a la información, es cuando más desconectados estamos de este momento crucial, insensibles a una realidad que nos pisa los talones y que avanza con el tiempo que jamás podrá recuperarse.
Sin lugar a duda, la mayoría del contenido mediático (música, T.V, redes sociales etc.) es responsable en gran medida de lo que pensamos como colectivo, como “humanidad”. No sabría decir muy bien, si somos el reflejo de lo que consumimos o si lo que consumimos es un reflejo de lo que somos, de todas formas solo basta con ver alrededor para saber que hay un vacío cultural que en vez de llenarse, parece hacerse más ancho y evidente.
No estoy diciendo que no haya quienes estén haciendo cosas importantes. Estoy afirmando que mientras no se de esa necesidad de cambio en nosotros mismos, y busquemos reconectarnos con nuestra condición humana, seguiremos bombardeados de “contenido carente de contenido”. Por eso encuentro valiosísimo que quienes tienen ya un reconocimiento lo usen para transmitir su inconformismo, para abrirnos los ojos, para cuestionarnos.
El 21 de noviembre en Bogotá, mi ciudad, tuve la oportunidad de ver por segunda vez al mítico Roger Waters, al polémico fundador de Pink Floyd, como parte de su tour mundial “Us and Them”. Y esta vez en medio de esa noche, se llenó de alguna forma ese espacio vacío del que hablaba antes y en el cual venía flotando hace un buen rato. Realmente no pretendo hacer una reseña de su concierto, pero sí puedo mencionar que si no hubiera sido por su mensaje claro y contundente, el show hubiera sido solo un despliegue de talento artístico y técnico. Mensaje humano, mensaje de resistencia, mensaje de fraternidad, mensaje de DESPERTAR. Pero lo más importante para mí fue, que al terminar la última canción, una pregunta se apoderó de mi cabeza. Una pregunta que no me hacía hace años y que tal vez si todos nos la hiciéramos a conciencia, tendríamos otra actitud respecto a la vida misma. Una pregunta sencilla. ¿Qué he hecho para cambiar las cosas?. Después de caminar un rato, de pensar en lo egoístas que somos, de pensar en que la culpa de todo la tienen los demás (nuestros gobernantes, nuestros vecinos, nuestros amigos y enemigos, nuestras familias), me acosté convencido de algo que ya he oído muchas veces pero que pocas veces entendí como hoy. El cambio es dentro de nosotros mismos. No afuera.
Roger Waters, contundente, maduro, amado, criticado, mostró de nuevo lo que piensa, lo que siente, sin pelos en la lengua y llenó por un momento ese vacío que parecía ir ganando paso a paso sin que nadie lo detuviera.