El carácter creativo en un fotógrafo al igual que en un pintor o un poeta, genera una visión subjetiva sobre lo que se quiere mostrar o dar a conocer. Corrientes como la de la “Nueva objetividad” que buscaban fotografías de enfoques nítidos, con carácter documental, hacían frente a un desarrollo fotográfico creativo en donde ésta era considerada más como un arte, en donde la lectura del espectador dependía de sí mismo y su contexto.
Porque al final de cuentas, es lo que nos rodea y el cómo manejamos nuestras vidas lo que nos provee respuestas en el arte, lo que nos acerca de manera subjetiva al camino para interpretar una obra. La hacemos propia de acuerdo a nuestras vivencias, a nuestro conocimiento cultural, a nuestro desarrollo social y religioso.
¿Pero será acaso igual con la fotografía de guerra, en conflictos que hoy día brotan en cada rincón del mundo?, esos conflictos que sentimos tan cercanos, en parte, gracias al internet y el acceso inmediato a la información, a la fotografía como canal de un mensaje o como el mensaje en sí.
Información muchas veces tan mal manipulada por nosotros.
¿Cómo podría un espectador subjetivamente interpretar una fotografía de guerra fuera de su propia cotidianidad y contexto?, ¿quiere un fotógrafo que retrata la guerra, dar a conocer los hechos de manera objetiva?, o es acaso el fotógrafo de guerra un artista que deja al libre albedrío intelectual la comprensión de su obra.
Imagine que usted es un espectador en Exposure, Emiratos Arabes. Que se encuentra viendo el trabajo de Sir Don McCullin, (Fotógrafo Británico de guerra). Usted, si es que no ha vivido la guerra en carne propia, la entenderá de una manera diferente por más objetiva que la imagen intente ser o lo que ésas fotografías representen.
Sí, sentiremos posiblemente empatía por estos lugares y las personas que lo están viviendo, intentaremos entender lo que el fotógrafo quiso hacernos sentir.
La comprensión puede estar atada a cada quién sin que el fotógrafo quisiese representar una obra de arte subjetiva, todo lo contrario, buscando que la persona entienda una realidad ajena y se apropie de ella, quizá con el honorable propósito de cambiar nuestras mentes y rechazar este sufrimiento o simplemente con la mera intención de informar.
Entonces, ¿Es o no la fotografía de guerra un arte?
Sir Don McCullin es quizá el fotógrafo de guerra mas reconocido a nivel mundial, probablemente no por si mismo sino por su fotografía. Tantos años de experiencia, entre el odio, la muerte y el sufrimiento, seguramente lo han llevado a preguntarse esto mas de una vez.
El dice, y cito: “El arte no hace parte de mi trabajo, tal vez en el de otros sí, pero solo mencionar la palabra arte, eso contamina la integridad. No puedo hablar del arte de la fotografía cuando estoy fotografiando personas que han muerto en guerras o revoluciones”.
Sus palabras representan una idea clara, que la guerra y el conflicto humano son un hecho, que su trabajo está ahí para mostrarle al mundo lo que realmente pasa, aún por encima de su propia integridad y que esto genere un cambio. Que no puede darse por subjetivo algo que la gente debería entender, independientemente de su contexto, sin ambigüedades ni eufemismos.
Y es que más de media vida metido en conflictos, viviendo el horror, la muerte, oliendo el sufrimiento y la tristeza, pues algo le deben dar de apoyo a sus palabras.
Intentar trasmitir al espectador esas marcas en la piel de los arboles, ese olor a munición malgastada, ese color de los ríos sangrientos y contaminados, esa sensación de impotencia al ver los ojos de las víctimas, de los niños. Esa propia intención del fotógrafo de guerra, lo hace un valiente, un héroe contemporáneo, un enmascarado que lucha por un cambio, que sacrifica su propia existencia y contamina su propia energía por mostrarle al mundo lo que pasa, sin sensacionalismos, sin retórica, sin adornos, sin querer colorear la realidad, directo a la mente y el corazón.
Bosques arrasados, personas mutiladas, territorios devastados, huellas imborrables en la memoria y el cuerpo de nuestros futuros hombres y mujeres. Pero hay algo inherente a estos seres humanos que nos hace cada vez mas humanos, que algunos aceptan con gallardía y otros repelen quizá con miedo. Es levantarse cada vez que tengamos una caída, es saberse siempre listo para generar oportunidades en cada problema, construir sobre lo que se hizo mal y encaminarlo. Ese comportamiento es el que nos hace crecer como personas y a su vez, ¿por qué no? promover una revolución en nuestra humanidad.
La fotografía de guerra es un oficio a veces noble, a veces ambicioso, no es un arte desde el punto de vista de algunos fotógrafos de guerra, claro, entendible. Pero puede ser un arte para el espectador ajeno.
Entendemos que pasa en nuestro mundo en gran parte gracias a estos fotógrafos, lo sentimos propio, lo adoptamos y trabajamos por un cambio. Yo creo que si.
“Hay que dejar registros en los medios de comunicación y hay que publicar libros para saber qué nos está pasando y no lo digo solamente como un mero registro, sino entender que con el pasar de los días tenemos una misión y es ayudar a componer ese espejo roto que ha dejado la guerra”. Jesús Abad Colorado